Claman inspirarse en el motín del té de Boston de 1773, una acción de protesta anticolonialista inspirada en el mismo malhumor que los criollos rioplatenses tenían frente a su metrópoli. Traducen ese malhumor en rabia contra los impuestos, que ya no cobran unos colonizadores, sino el gobierno que los estadounidenses se han dado. Son la niña bonita, el talk of the town de la política en estos días de depresión económica en tierras de Barack Obama. Y sin embargo, dice bien (y traducen los compañeros de Sin Permiso) el siempre afilado Gary Younge, el movimiento del Tea Party no existe. De regreso de un viaje para las elecciones del martes 2 de noviembre y durante varias entrevistas radiales estando aún allá, la primer pregunta de los informados es sobre este fenómeno: "¿los viste? ¿Cómo son?" Sólo cabe decepcionarlos: se trata más de una invocación de Fox News que de un fenómeno que involucre a personas organizadas. Para los que prefieran degustarlo en la lengua en la que brilla, aquí está el artículo original del corresponsal de The Guardian en EE.UU. Breve y definitivo.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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