lunes, 3 de marzo de 2008

La paz, el bien común a defender

La decisión del Presidente Álvaro Uribe de dinamitar los puentes que puedan conducir a una (inevitablemente trabajosa) solución política al conflicto armado interno en Colombia, encontró en la respuesta del Presidente de Ecuador, Rafael Correa, la respuesta exacta en términos de firmeza y de claridad para no dejarse arrastrar hacia una lógica de guerra. El ingreso de tropas colombianas en territorio ecuatoriano rompe con doce años de paz regional en los que ningún estado había disparado contra un vecino y apunta al corazón del logro sudamericano más preciado en un mundo plagado de conflictos. Correa empleó con agilidad y decisión los mecanismos diplomáticos, dando amplio margen para el involucramiento inmediato de sus colegas de la región, desde Michelle Bachelet a Lula, y de los cancilleres y funcionarios de organizaciones multilaterales, de Jorge Taiana a José Miguel Insulza, para una rápida détente y una solución dentro del marco de la diplomacia regional.

Nada hay por ganar sumándose a la lógica infernal de guerra que sugieren los asesores estadounidenses del Plan Colombia. El conflicto colombiano mismo es prueba definitiva del fracaso de la Ley del Talión: no habrá paz si no se remueven las condiciones políticas y sociales que hicieron posibles a las FARC y no hay retorno a la estabilidad regional si la mayoría de los gobiernos sudamericanos no dejan establecido con claridad lo inaceptable de la injerencia extranjera bajo pretexto de la "guera contra las drogas" y se remueven las condiciones que han permitido a la "parapolítica" hacerse del control del actual gobierno en Bogotá. La región debe ser unánime en su esfuerzo por sacar el conflicto colombiano del contexto de una guerra ajena y nadie debe dejarse tentar por reemplazar las razones por balas.

La propia Colombia, en la que se consolida la izquierda legal del Polo Democrático Alternativo como principal oposición a la derecha parapolítica uribista, está generando las condiciones para alcanzar en el mediano plazo una desmovilización, al menos, de los que siguen en la selva por razones argumentables políticamente. Poner el reloj a correr hacia atrás aceptando la provocación, sería destruir esas condiciones nacientes y demoler aquellas que hicieron posible una década larga de convivencia interestatal pacífica. No puede haber lugar a equívocos en esto: del mismo modo en que el senador colombiano Gustavo Petro, veterano del M-19, reclama desterrar la combinación de formas legales e ilegales de lucha a las fuerzas políticas y sociales dentro de su país, es necesario que los estados sudamericanos descarten de plano otra vía que no sea la resolución pacífica de esta controversia. El otro camino es el inaceptable y suicida que ha tomado Uribe.


por Gabriel Puricelli
Co-coordinador, Programa de Política Internacional, Laboratorio de Políticas Públicas

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Uribe,y su homólogo Bush,son los verdaderos responsables,y no Chávez ni Correa,como lo venden los medios oficialistas colombianos,de la agudización del conflicto colombiano,no sólo interno sino ahora también externo.Ecuador tiene la razón y se la dará la OEA,en ello teno fe.Y en cuanto a las denuncias a Chávez,tranquilicémonos que Colombia no cumple con requisitos plenos para denunciar a nadie ante la C.P.I., y en todo quien debería ser denunciado debería ser Uribe por su connivencia histórica con el paramilitarismo(si no ¿QUÉ ES SU LEY DE JUSTICIA Y PAZ?).
Fidel Solano Daza,Barranquilla,Colombia.

Gerardo Fernández dijo...

Grande Puri!!!
La blogosfera estaba necesitando de tu cabeza que, sabes, me encanta como funciona.
Abrazo de afecto y coincidencia con tu post.
Gerardo

Anónimo dijo...

"Cadorna: me mueve 10 tanquecitos para allá y 10 aviones para ahí...". Si Uribe es lo que es, habrá que decir que Chávez es un payaso de circo y el que mejor lo entiende es Correa, que si algo quiere es sacarse al payaso de encima. Por algo fue a Perú, en primer lugar.

Me da una poquita de pena, que el gran líder antiyanqui de la región, sea un tipo cuyo modelo de organización económica no puede hacer que la leche llegue a los almacenes, cuando vende petróleo a lo loco. Virtud que comparte con los iraníes y cada vez más con el "devidoísmo" económico de nuestro gobierno.

Es decir, arreglen rápido el lío este, porque si escalan se van a comer los misiles de punta, no tanto porque los otros tengan razón o más misiles, sino porque de tan chorros, se vuelven inútiles.

Anónimo dijo...

Calculo que si la negociación, como la encararon los antecesores a Uribe, fuera la vía que los colombianos quieren, Uribe no habría ganado con el 63% de los votos.
Hubo 7 millones de colombianos que apoyaron, dos veces, la línea dura con las FARC.